El verbo orear proviene del vocablo latino aura, que puede traducirse como “aire” . Se trata de la acción que se lleva a cabo con la intención de que algo esté en contacto con el aire para quitarle el olor o la humedad .

Por ejemplo: “Voy a orear la toalla para que se seque”, “Creo que es necesario orear mis zapatos”, “Primero hay que orear las hojas y luego, cuando ya se secaron, triturarlas con un molinillo”.
Es habitual que el acto de orear se lleve a cabo en el terreno de la gastronomía con diversas materias primas. La elaboración de pastas, por mencionar un caso, requiere orear las preparaciones. También se pueden orear ciertas carnes para que queden crujientes.
Orear, en definitiva, equivale a ventilar o a airear . Cuando se dice que es necesario orear un ambiente, se está haciendo referencia a abrir una ventana o puerta para permitir que el aire ingrese en él. Gracias a esto, se puede reducir el nivel de humedad y se minimiza el riesgo de aparición de hongos y otros microorganismos.
En ocasiones, orear tiene un uso simbólico. Un actor que, en una entrevista televisiva, se encarga de orear las miserias de sus compañeros de trabajo, hace públicos los defectos de sus colegas. Un tenista que se toma unos minutos para orear sus títulos en una conferencia de prensa, en tanto, saca a relucir sus logros.
En Costa Rica , por último, se llama orear a la búsqueda artesanal de oro en un río. Este es un trabajo eminentemente manual que se realiza con la ayuda de ciertos utensilios e implementos.